Este hombre de 37 años viaja cada día desde su hogar, un piso alquilado por 300 libras (unos 391 euros) en Lancashire, hasta la capital inglesa para pedir dádivas a los turistas que frecuentan estas calles, repletas de tiendas de lujo. Por un lado, Preston-Booth no es un ‘sintecho’, ya que tiene una residencia. Por el otro, su forma de pedir no es con la mano extendida, sino con una tarjeta de crédito e, incluso, una cuenta de PayPal donde las almas caritativas que se apiadan de él pueden ingresar sus donativos.
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