Ser Charlie era fácil. Era sencillo colocarse la camiseta del Je Suis, con las letras blancas en perfecto francés rompiendo el luto. El reto es ser Carlos. O Manolo. O Pepe. Y defender la libertad de expresión cuando la expresión nos pilla en casa. Aunque nos espante lo que dice el otro. Defenderla sabiendo que el derecho a decir siempre está por encima de la posibilidad –que más que posibilidad es certeza- de escuchar una estupidez.
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