El próximo 1 de Septiembre se celebran elecciones regionales en Alemania, concretamente en Sajonia y Turingia, y de momento todas las encuestas le dan la victoria a la ultraderechista AfD, propulsada por el sentimiento contra la inmigración y la percepción de que se está dando la espalda a los estados de la antigua RDA.
Pero el verdadero fenómeno político es Sahra Wagenknecht, que se presenta con un partido creado recientemente cuyas siglas son simplemente su nombre. Se trata de una política nacida en la antigua Alemania Oriental, hija de padre iraní, miembro del partido comunista de la RDA, y miembro de Plataforma Comunista, un partido comunista clásico integrado en la coalición Die Linke, que agrupa a diversos movimientos de izquierda y extrema izquierda.
La cuestión, como digo, es que esta señora ha formado su propio partido y su ascenso es metórico. Defiende ante todo la subida de salarios, la mejora de las condiciones a los trabajadores y el apoyo a los servicios públicos. Por otro lado, condena el ecologismo de los verdes, al que considera una especie de engañabobos, se opone firmemente a la ideología de género, que considera una palanca del gran capital para dividir a la clase obrera, está en contra de la OTAN y del apoyo a Ucrania y es acérrima enemiga de la inmigración, de la política de asilo y de cualquier tipo de acogida.
Con estas mimbres, ya os podéis imaginar a qué clase de público atrae, y por qué su ascenso ha sido tan rápido y resulta tan preocupante, tanto a la derecha como a la izquierda.
Sí, es claramente una rojiparda. Muchos medios la califican de ese modo, y aunque ella no acepte la etiqueta, tampoco la combate activamente.
Y como la gente no entiende nada, sigue diciendo por ahí que los del AfD son los herederos del nazismo. Y ya os digo que no, que tanto los del AfD en Alemania, como los de VOX en España, son una simple banda de mastuerzos tan incapaz de encontrarse el culo como de decidir si quieren un líder fuerte o una especie de anarquismo liberal donde todo se desregule.
Los verdaderos herederos del nazismo son gente como esta señora, amigos. Gente procedente de partidos de izquierda con una agenda política y social clarísimas, con el suficiente coraje para mirar a los problemas a la cara y enfrentarlos con determinación, aunque luego todo termine en catástrofe. Porque esa es otra: hagan lo que hagan, no va a terminar en nada bueno.
Pero ya están aquí: los rojipardos han vuelto. Y estos, estos sí son de temer.