Todo el que haya cogido un bebé en brazos ha notado que este desprende un olor distintivo y agradable. Pues bien, Lundström et ál. lo que han hecho ha sido comprobar empleando resonancia magnética funcional (fMRI) que los encéfalos de las madres recientes responden significativamente más a este olor que los de las mujeres que no son madres. Además esta respuesta encefálica se produce en los centros relacionados con la recompensa y la motivación: ¡el olor del bebé está compensando neuroquímicamente los desvelos y sacrificios de la madre!
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Es más me da una rabia tremenda cuando madres/padres/abuelos/as ponen colonia de bebé a los niños recién bañados (me refiero a esas colonias horrendas en grandes frascos). Los bebés recién bañados o después de haber comido huelen estupendamente.
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