La corrupción en las administraciones públicas no es algo nuevo, por desgracia (otra cosa es su magnitud), sino que viene, como ya explicamos, de muy lejos, pero... ¿qué sucede si en una sociedad profundamente podrida alcanza el poder un hombre íntegro, un verdadero reformista incorruptible, dispuesto a sanear el estado cueste lo que cueste y a castigar a los que se aprovechan de los bienes públicos sin hacer ningún tipo de excepciones?
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