Las posibilidades del grafeno son inmensas, pero ese es también el peligro: que no se apueste por ninguna aplicación concreta, y la inversión se diluya. Ya hace 10 años que apareció, y quedan cinco para que, como pasó con otras tecnologías anteriores, demuestre que puede revolucionar algún ámbito concreto. Una vez renovado ese ámbito, creen expertos reunidos por el Instituto de la Ingeniería de España, se justificaría la exploración de otros.
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