La exposición de Antoni Fabrés en el Museu Nacional de Catalunya ha recuperado a este gran artista del siglo XIX. Pero también ha traído nuevos descubrimientos en torno a su obra. En su monumental cuadro "Desierto blanco" el estudio con infrarrojos delata la presencia de un soldado muerto, inspirado en otros cuadros de batallas de la época. La hipótesis de los estudios indican que se concibió también como un cuadro de guerra, pero que al final se convirtió en un gran paisaje: Desierto blanco
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