En sus primeros conciertos, La Banda Trapera del Río se presentaban diciendo: «Somos de los bloques verdes, la única zona verde de Cornellà». Pero no estaban solos. En la periferia de las grandes ciudades, el clima se había vuelto irrespirable y la delincuencia, el paro juvenil y la falta de oportunidades formaron parte de un paisaje que contó con su propia banda sonora. Pisos de protección oficial construidos deprisa y corriendo, de baja calidad, que se levantaron en el vacío: no había nada en los márgenes de las grandes ciudades.
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