Son muchas las perspectivas desde la que se puede abordar esta personalísima traslación del universo de Murakami a la pantalla. Desde el primer momento, Hamaguchi quiso que la película fuera un compendio de sus relatos y que pudiera abordarlos de forma muy libre. Por supuesto, encontramos la melancolía congénita que caracteriza al escritor japonés, así como algunos de sus temas fundamentales, el vacío, la pérdida, el recuerdo y la soledad.
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