La última hornada de emprendedores dirime si inventar algo nuevo o sacar partido de algo existente subrayando su potencial oculto en una economía donde preocupa cada vez más el acceso bajo demanda a los servicios que su propiedad. Una paradoja de este momento histórico, exacerbada por la Internet ubicua, es la posibilidad de comprar cualquier producto o servicio imaginable, lo que según Stuart Jeffries en The Guardian nos estresaría, más que reconfortarnos: nuestro ánimo es a veces sepultado por una lista interminable de opciones.
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