Los delfines son extraordinariamente locuaces. No solo emiten silbidos y chasquidos, sino también series de sonidos fuertes de banda ancha: ráfagas de sonidos pulsátiles para instruir a sus crías y ahuyentar a los tiburones. La ciencia siempre se ha preguntado qué significan todos esos sonidos, si es que significan algo. Lo lógico sería pensar que un animal de cerebro grande y naturaleza extremadamente social no desperdiciaría tanta energía en generar ruidos bajo las olas a no ser que esas vocalizaciones encierren algún tipo de contenido.
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