La jerga de los canteros de Burgos, auténtica reliquia etnolingüística, debió ser muy similar, sino igual, a la que hablaron los de Galicia, Asturias, Cantabria y Vizcaya. Pero así como en Galicia era conocida, como verbo dos arxinas, o en la Transmiera cántabra como la pantoja, por ejemplo, en Burgos no debió recibir nombre alguno. A este respecto, y en lo que nos es conocido, cuando dos o más canteros burgaleses se reunían y decidían expresarse con su particular lenguaje, decían: vamos a garlear lo de nuestros aires
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