Tras el estreno de la segunda parte, El regreso de Mary Poppins (2018), es bueno recordar que la película original de 1964, además de ser una de las más grandes obras maestras de la historia del cine, es un hito del arte revolucionario a la altura de El acorazado Potemkin. Y si Bert es un anarquista, la niñera mágica que se presenta en el domicilio de la familia Banks es una jacobina (poder centralizado y dirigido de arriba abajo) con un enorme poder de movilización.
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