Hace unos días la BVG, la empresa alemana de transporte decidió lanzar un proyecto piloto que consiste en poner «música atonal» (sic) en la estanción berlinesa de Hermannstrasse para invitar a «drogadictos» y dealers a que dejen de ocupar sus instalaciones. Los argumentos que esgrimen es que es una música incómoda que hará que no quieran estar por allí mucho tiempo.
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