Las calles de San Juan - Donibane constituyen una delicia para el paseante. Los rincones inesperados se suceden uno tras otro. Parece como si el tiempo se hubiera escondido tras una esquina y quisiera jugar con visitante. No hay demasiada elección para pasear por el núcleo urbano. Una sola calle separa y une a la vez dos únicas hileras de casas. Unas abiertas hacia el mar, las otras encaramadas en la montaña.
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