En un laboratorio de Estados Unidos, un grupo de científicos intenta resucitar el cerebro de un animal. Ya no le llega oxígeno. Lleva muerto cuatro horas. Aún así, consiguen mantener vivas sus células y frenar su deterioro. Basado en hechos reales. Pero, no se trata del guión de una película, sino de un avance científico real. Ha ocurrido en Connecticut, Estados Unidos. El estudio lo ha dirigido el neurólogo Nenad Sestand (catedrático de la Universidad de Yale) y sus resultados los ha publicado este miércoles la revista Nature.
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