La imagen muestra una escena muy engañosa. La larva del escarabajo Epomis estimula la curiosidad del sapo que la observa para que se lance a por ella. Una vez en su boca, pueden suceder dos cosas y ninguna es buena para el sapo. O la larva clava sus colmillos en la lengua del sapo hasta acabar con él o, si es engullida, atacará desde el interior forzando al sapo a regurgitar la criatura. La larva es capaz de segregar una encima que disuelve la carne del sapo.
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