Llevo años trabajando con personas con trastornos psicóticos y solo recuerdo una vez que sufrí violencia física. Paco me dio un tortazo. Nada justifica su reacción, salvo que yo no valoré correctamente su capacidad de control ante mis preguntas. Él estaba psicótico y yo me equivoqué. Paco no era peligroso, al menos mientras no le tocaran las narices. Y esa fue la última vez que yo lo hice. Hay diversos factores que pueden aumentar el riesgo de peligro, pero las personas con trastornos mentales suelen ser más bien víctimas que victimarios.
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