En una reveladora escena de Dark, la popular serie de Netflix, se alcanza la siguiente conclusión: «Gott ist Zeit»; es decir, «Dios es el tiempo». Y este dios que carece de voluntad propia, que no es sino una ley física, es inmisericorde. El tiempo, afirma el personaje, se nos escapa de las manos desde el momento en que nacemos como el contenido de un reloj de arena. Es el opresor definitivo, y no hay otra opción que declararle la guerra.
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