Venían en un sobre de papel ilustrado con dibujos aberrantes y se podían comprar en ese quiosco que había en cualquier barrio, regentado por una vieja loca con un rojete-verruga del tamaño de un puño. A la vez que te comprabas un polo flash y por sólo 10 pesetas más, podías adquirir uno de estos ridículos sobres.
Comentarios
¿no venía algo muy parecido en los kinder sorpresa?
muy bueno, me he reido.
la de horas que eché en la calle jugando con un bicho de estos y su lanza
Meneo, por el recuerdo y por el blog que tiene buena pinta