Todo iba bien hasta el momento en el que el doctor (Johann Tilli) sacaba los primeros cadáveres desnudos, realizaba las primeras trepanaciones, lucía las primeras vísceras y se visualizaban los primeros vómitos en escena, comenzaba el movimiento en la platea, en donde las damas miraban hacía otro lado o se tapaban los ojos, y los caballeros lanzaban los primeros gritos del respetable. Algunos se fueron y otros prefirieron aguantar hasta el final para montar la gran bronca e incluso ver el último desnudo colectivo en escena que cerraba la obra.
Comentarios
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Los que ocupen los los asientos más baratos, tengan la bondad de aplaudir. El resto puede hacer sonar sus joyas
cuánta sabiduría guardaba John Lennon y qué aplicable es a nuestos días en ciertos momentos de lo que algunos nos saben llamar arte al arte por desconocimiento o simplemente porque no les guste
A estos señoritingos, seguro que les escandaliza la obra por las vísceras pero no les escandaliza ver una noticia de las desgracias del mundo mientras degustan su beef al punto con un buen rioja...
Pues no veo a cuento de qué tanto revuelo, por un poco de tripas de atrezzo. La gente se levanta y se va a veces por mucho menos que eso.
No son cadáveres reales. Incluir restos humanos en un espectáculo te conlleva, hoy por hoy, que te suspendan la función y un buen paquete.
Cuando dice "cadáveres desnudos" no se refiere a auténticos fiambres, ¿verdad?
#1 Ir al teatro no te convierte en un señoritingo.