Algo minúsculo asoma bajo el pecho de la hembra, es el pequeño pollo.
Solo hace dos horas que ha eclosionado, aún está húmedo y apenas sostiene su cabeza, pero su instinto le hace responder a la llamada de su madre.
Ella lo ceba con pequeñas picadas de las partes más magras de una rata, capturada horas antes por su padre.
Solo pesa unos 13 gramos, poco más que un herrerillo, pero está lleno de vitalidad y, aunque tiene reservas para uno o dos días, busca con ahinco lo que ella el ofrece.