Esto es algo de lo que ya hemos visto reflexiones en algún blog como el de Rubén Schade donde afirmaba que el correo electrónico se ha convertido en un auténtico método de autenticación para entrar a un servicio en concreto. Es tal la importancia que le han dado al email que han optado por usar este sistema para no recordar una contraseña nunca más.
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Es que eso es la pura realidad. Tanto si yo recuerdo mi contraseña de ese servicio como si no, mi correo es la manera de resolver cualquier problema con mi cuenta en ese servicio. Que no es que me empeñe yo, es que es el estándar.
Y al final, como dice #1, hasta tiene sentido. Especialmente en servicios con webs inseguras que pueden ser hackeadas pongo contraseñas largas muy difíciles de recordar y no me molesto ni en apuntármelas si no es un servicio de uso frecuente.
Ahora bien, que no te pillen la contraseña de tu cuenta de correo o estás en problemas.
De todas formas, si alguien lograse la contraseña de uno de mis dos cuentas de correo (que solo están en mi cabeza y encriptadas en un papelito), el que entrase podria cambiar la cuenta de correo y el teléfono de verificación y estaría igualmente jodido, ¿no?
Los únicos sitios donde pongo contraseñas que recuerde son el correo electrónico y los bancos.
Es sencillamente imposible acordarse de todas las contraseñas que uno se ve obligado a crear.
Muchos servicios imponen sus propias reglas para crear una contraseña: que si mínimo una mayúscula y una minúscula, que si un signo especial o que si mínimo una cifra. Que si mínimo 8 caracteres o máx. X.
Para mi banco tengo hasta 5 claves diferentes: dos de ellas de 4… » ver todo el comentario