Una marca como Lego no puede hacer publicidad aburrida. Por eso hace todo lo contrario. Con tantos años de trayectoria como tiene a sus espaldas es lo mínimo que puede hacer. Da gusto ver como innovan, arriesgan y se reinventan. Como nos hacen soñar y nos devuelven a los tiempos en los que visitábamos el pediatra y tomábamos Aspirina infantil.
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