Recientemente, algunos científicos políticos han comenzado a descubrir una tendencia humana bastante descorazonadora para cualquiera que tenga fe en el poder de la información. Es esta: los hechos no necesariamente tienen el poder de cambiar nuestros pensamientos. De hecho, prácticamente se da lo contrario. En una serie de estudios realizados en 2005 y 2006 investigadores de la Universidad de Michigan decubrieron que cuando gente desinformada era expuesta a datos corregidos en las noticias, raramente cambiaban de opinión, reafirmándose en ella.
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