El Pianista en un Burdel repasa la carta que la Academia de Cine envía a los nominados con instrucciones para hacer la ceremonia más breve. A las ya conocidas de limitar los discursos a 30 segundos y desingnar un portavoz para los premios grupales, se une una nueva: que los ganadores "se ahorren" (sic) los besos al presentador. El Pianista concluye que mejor se ahorren la ceremonia entera.
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