Tras una baja por lesiones le hacen vida imposible; friega sin descanso de rodillas con las máquinas frigoríficas enchufadas y los cables por medio, los encargados se ríen de él. El otro día enseñaba sus manos llenas de llagas y betadine para mostrar cuanto le explotan. Ha sufrido ataques de ansiedad, no comprende por qué este acoso hacia él cuando lo que hizo siempre fue trabajar. S.G. trabaja en Carrefour desde 1976, incluso antes de llamarse Carrefour. Buscan despedirlo procedentemente para no darle nada.+ info
tinyurl.com/3et3lv