«Había sido acusado de colaboracionista y le incautaron sus propiedades. Por eso, Alberto Pizzinato solo pudo refugiarse en la España de Franco. Para entrar, aseguró que era futbolista profesional, delantero de la selección italiana. Eso no solo le abrió las puertas al país, sino que le sirvió para fichar por el Español de Barcelona. Sin embargo, durante los entrenamientos, se negaba a tocar el balón. Cuando por fin le obligaron, descubrieron que ese hombre no era futbolista»
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