El quiosco de Maravillas Balsalobre presta servicio en la calle Mayor desde los años 70, y desde entonces muestra publicaciones eróticas en sus vitrinas, pero no fue hasta ayer, más de treinta años después, cuando se ha visto obligada a ocultarlas detrás de una persiana. Los agentes y la dependienta se enzarzaron en una disputa cuando éstos acudieron y la obligaron a quitar las publicaciones de carácter pornográfico.
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