Una anciana de 92 años fue dada por muerta en su localidad de Gelsenkirchen, en Alemania, cuando un enfermero certificó en la residencia en la que vivía que ya no respiraba y después de haber sido examinada se certificó su muerte. Hasta aquí todo normal, pero la sorpresa súbita se la llevaron en la funeraria, cuando un trabajador vio a la mujer en su ataúd con los ojos abiertos. La anciana se levantó y le preguntó: "¿dónde estoy?". Evidentemente, el hombre se desmayó por lo inusual de esta escena.
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