“Cuando llegábamos a La Sabana vimos un retén de piedras y decidimos regresar. Pero mientras dábamos marcha atrás salieron una treintena de hombres armados y, sin dar ningún aviso, empezaron a disparar. Primero tiraron a las ruedas y al motor de las camionetas, de tal manera que nos quedamos varados. Siguieron disparando y asesinaron a Betty y a Jyri. Entonces, aún enmedio de los tiroteos, nos salimos del carro. Era un caos, nos estaban balaceando y no veíamos nada. Cada quién agarró por donde pudo”.
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