El Ayuntamiento de Barcelona prevé empezar a ejecutar en 2017 una serie de cambios en diferentes manzanas o islas del Eixample para reducir la circulación de vehículos y recuperar las calles como espacios comunitarios, de juego y disfrute de los vecinos y las vecinas. El desarrollo de este proyecto, denominado 'Superilles' (superislas), recupera las islas tradicionales y da respuesta a algunos problemas de la ciudad, como la escasez de espacios verdes o los elevados niveles de contaminación del aire, entre otros.
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