Tiene 71 años y cumple una condena de 150 por la mayor estafa financiera de la historia. Vivía con todos los lujos en un penthouse de Manhattan y ahora lo hace en una celda minúscula. Su ocupación: barrer el suelo de la cantina por 14 centavos la hora. Cuando se cumple un año desde que fuera sentenciado, hemos hablado con una veintena de reclusos que han compartido prisión con él. Ellos trazan el que quizá sea el retrato más auténtico del timador del siglo. "No hacían más que darme dinero, si les decía que no, se ofendían. ¡Era una pesadilla!".
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