Definitivamente, el veinticuatro de diciembre no es un buen día. Se pasa la mañana colgado del teléfono hablando con sus colegas de las otras monarquías del mundo. "Menudo coñazo. Primero con Mohamed, que seguro que me da la brasa con el rollo de Aminatu, luego con el japonés, al que no se le entiente una puta palabra, luego con Simeón que no es rey pero como si lo fuera y a quien ya le podía quedar un hijo libre para mi Elena, que desde que se fue Marichalar está más sola que la una, después los nórdicos que son una panda de sosos
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