La situación es desesperada. Necesitas encender un fuego de manera imperiosa y no tienes nada con que proceder a ello. No has traído mechero, chisquero, encendedor, cerillas ni artilugio semejante. No hay cerca palicos y ramicas con los que comenzar un rasca-rasca que tras un rato de frotar y frotar produzca una chispa con la que prender la llama que te salve. ¿Todo está perdido, pues? Pues no, aún tienes tu vejiga llena de agüita amarilla.
|
etiquetas: truco , supervivencia , naturaleza