Es uno de esos nombres que se escuchaban tragando saliva. El Bronx. Para los que hemos crecido con películas como “Distrito Apache” o viendo a Charles Bronson perseguir delincuentes por sus calles, este barrio de Nueva York era sinónimo de peligro. Ahora, las historias marginales están contadas en los graffitis de sus edificios, en las zapatillas que cuelgan de los cables de la luz. Y ahí sigue, en el centro de ese lado oscuro codiciado por Manhattan, la mítica comisaría de Fort Apache.
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