La naturaleza se abre paso. La regla es simple: los ecosistemas se ajustan y luego llega el hombre y desmonta ese equilibrio a base de imprudencias. Pero también lo protege. Es el caso del mapache y su desarrollo en España. Un ejemplo de manual: una especie que no pertenece al ecosistema donde es arrojada y que pasa de ser una mascota de aspecto amigable a convertirse en una amenaza para ese nuevo entorno y su biodiversidad. Así llevamos desde 2003, cuando los "sujetos cero", abandonados por algún incauto, aparecieron en libertad en Madrid.
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