Un estudio realizado por la firma británica de productos de limpieza Autoglym, revela que el excremento, independientemente de su pH, es sólo una parte del problema. El auténtico culpable es en realidad la luz del Sol, que calienta la pintura del coche y hace que se dilate. Al mismo tiempo que la pintura se expande, la caca de pájaro se deshidrata, de forma que cuando llega el anochecer y bajan las temperaturas, la pintura se contrae creando formas alrededor del endurecido regalito.
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