En Septiembre de 2007, estuve de vacaciones en Myanmar, coincidiendo con las protestas, ferozmente reprimidas, de los monjes y su población. Allí encontré un país precioso, con una gente encantadora deseosa de abrirse al mundo y lamentablemente olvidados por todos. Myanmar es un paraíso para los amantes de la fotografía, por sus paisajes, por sus templos, por sus budas y también por sus habitantes.
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