Hay quien piensa, cuando echan a Monedero de un bar o aporrean el coche de Yolanda Díaz, que les está bien empleado porque ellos promovieron esa mierda. Aunque percibo el olor de la justicia poética, no estoy de acuerdo: lo que es criticable y condenable cuando lo hacen unos sigue siéndolo cuando lo hacen los otros. Por ponerlo fácil: que alguien quiera la pena de muerte para un criminal no justifica que se le ejecute cuando cometa un crimen.
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