Ulva, con sus playas prístinas, sus colinas frondosas y sus costas escarpadas pertenece desde hace décadas a una familia aristocrática que en julio la puso en venta. Los cinco habitantes se basan en una ley votada el año pasado por el gobierno nacionalista escocés de Nicola Sturgeon que permite suspender la venta de haberes privados y que les da tiempo para intentar comprar el territorio. Los habitantes de Ulva disponen de ocho meses para comprarla. Más información en
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