La novela El nombre de la rosa y su excelente adaptación al cine tenían muchos atractivos y no fue el menor de ellos la manera en que supieron acercarnos a un mundo tan enigmático y lejano como el de una abadía medieval.El scriptorium,la sala capitular,los maitines,la tonsura,los fraticellitodo ese microcosmos que para los comienzos del siglo XIV ya era tan alambicado y sutil tuvo un origen mucho más sencillo,con aquellos primeros cristianos ascéticos que quisieron seguir el ejemplo de los apóstoles y dejarlo todo atrás ante la llamada de la fe
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