La estrategia errónea más extendida es la siguiente: Tú asumes que si te quieres levantar temprano tendrás que acostarte antes. Entonces calculas cuántas horas de sueño duermes cada noche y las adaptas a tu nuevo horario. Si te acostabas a las 12 y te levantabas a las 8 (8 horas de sueño), ahora tendrás que acostarte a las 10 para levantarte a las 6. Suena bastante lógico ¿verdad? Sin embargo esta estrategia casi siempre fracasa.
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