Sentados en el porche de su casa, en una zona de Venezuela donde las puertas principales tienen marcas de disparos y la mitad de las viviendas están abandonadas, nos acompaña un grupo de familiares y vecinos que vinieron a dar el pésame. A Carlos, que tenía 19 años, lo mataron hace menos de 48 horas. Entre los presentes está Juliana, una niña de 13 años que mientras tanto amamanta al bebé que tuvo hace dos semanas con el difunto.
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