Tuvimos que llamar «cliente interno» al empleado para que las empresas se diesen cuenta de la importancia de este colectivo. Hubo que incluir a las personas de la organización entre los grupos de interés primarios para que se les situase en el mismo plano de relevancia. Demostramos que los trabajadores son también un canal de comunicación externa. Decimos que también nos dedicamos al «talent engagement» para extender el alcance de nuestra función… Todo menos llamarlo «comunicación interna».
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