El ciclista se apoya en la prueba del polígrafo, que pasó en mayo, para declararse inocente. La liturgia de la sangre y la carne de Alberto Contador cambió ayer de escenario, siempre dentro del complejo de acero y cristal con vistas al lago Leman en el que tiene su sede el Comité Olímpico Internacional (COI) en Lausana, y también cambió de ritmo y tono. De la sala con gran ventanal en la que se inició el lunes la vista ante el TAS del recurso de la AMA y la UCI.
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