Para pasar el trago de los escándalos de corrupción, nada hay mejor que una buena manifestación contra el aborto. Para un dirigente del PP es la terapia perfecta. Llega uno tenso, después de explicar que la culpa de que Camps quiera mucho al Bigotes es de Rubalcaba y sin saber muy bien si Costa ha dimitido, se le destituyó por poderes o se pasó a IU al verse rodeado, y empieza a sentir alivio en las cervicales. La de hoy en Madrid es mejor que el voltarén para el dolor de espalda.
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