Primero, pongámonos en contexto: como cuenta la historiadora Alison Matthews David en su libro "Víctimas de la moda" (2015), esta era una época en la que los sombreros se hacían con mercurio y las telas se teñían con tintes que contenían aterradoras cantidades de arsénico. Esos venenos, sin embargo, afectaban más a quienes los hacían que a quienes los usaban. Además, esas muertes no eran tan espectaculares ni rápidas como las de mujeres en llamas.
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