De repente, la idea de saber quién mueve los hilos detrás de los titulares y cómo se reparte el jugoso pastel de la publicidad institucional ha desatado una tormenta de nerviosismo en ciertos sectores. Uno no puede evitar preguntarse: ¿qué secretos temen que salgan a la luz? ¿Por qué tanto pánico ante la perspectiva de un poco de claridad en un ámbito que moldea nuestra percepción de la realidad día tras día?
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