Quedan lejos los días de las grandes movilizaciones sociales, de calles llenas y protestas ensordecedoras a favor del movimiento obrero, de la mejora de condiciones de vida y de la dignidad humana. Ahora todo son luchas parciales, que lejos de sumar y hacer un bloque unido y complejo, dividen sin cesar y atomizan todas las causas que otrora lograron grandes cambios en la sociedad. Vivimos tiempos donde lo simbólico le ha ganado la partida a lo real y donde todos nos hemos convertido en nuestros propios enemigos. Bienvenidos al siglo de lo banal
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